En experiencias realizadas para establecer el “coeficiente de rodadura” entre dos superficies, la rueda se deforma en virtud del material con el que esté construida, su propio peso y la carga que soporta. En el terreno de la escritura, durante la rodadura de la esfera del bolígrafo sobre el papel, la deformación se produce en éste último en función de la carga que sufre la bolilla, es decir, la fuerza ejercida por quien escribe (más allá del material y el peso del instrumento, habitualmente muy bajos). Esta deformación es la hendidura (cauce de la escritura).
Además, supone que esta huella no sea solamente en una línea, sino que tenga un ancho representado por el calibre.
Sucede lo mismo cuando se utiliza un instrumento sin rodamiento. Pero aquí se produce un fenómeno distinto denominado “rozamiento”. Este coeficiente alude al deslizamiento de dos superficies que resbalan una sobre otra, fenómeno que se produce en la escritura sobre tabletas de captura de escritos. Allí se contempla el roce entre la punta fija del instrumento y la superficie sobre la que se desplaza. Esto, en general, hace que disminuya la resistencia al movimiento (ya que no se produce hendidura) lo cual no impide la clara comprobación del fenómeno de frenación.
Este caso de calambre del escribiente, distonía que afecta únicamente la praxia escritural, presenta una co-contracción sostenida de músculos agonistas y antagonistas que causa torsión, posturas anormales y movimientos involuntarios repetitivos que se proyectan en el grafismo por marcadas e irregulares oscilaciones del trazado.
La toma doble de la palabra “flores” permite observar que la velocidad objetiva arroja un índice mayor en los trazados aéreos (7,96 en barras verde claro), carentes de fricción sobre la tableta en comparación con los trazados físicos (5,60 en barras verde oscuro), en los que se produce el rozamiento.
Esta captura, por lo profuso de las oscilaciones, permite visualizar el freno del movimiento que se produce efectivamente al momento de la inscripción en el desglose de los sobreabundantes trazos aéreos (en rojo) y los más controlados trazos físicos (en azul). El gráfico de torta cuantifica esa superioridad de aéreos (82,73 %) sobre los físicos (17,27 %).
Es necesario tener en cuenta también que la función comunicativa de la escritura promueve una mayor atención al control de los trazos visibles (físicos) que a los trazos aéreos. Estos últimos resultan menos vigilados y, por lo tanto, liberados al movimiento aún en su condición anormal, lo cual permite inferir una incidencia en su profusión.
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