La disfluencia (falta de fluidez) no es un concepto nuevo en el campo del análisis del grafismo. Siempre se tuvo en cuenta en disgrafías infantiles, en escrituras patológicas y en imitaciones. Se determina por la cantidad de micro oscilaciones de la celeridad a lo largo de un texto o firma y se conoce con el nombre de NIV (número de inversiones de velocidad). Pero invisible en el trazo de manera directa, solo podía evaluarse con dificultad mediante sutiles inferencias… Con la aparición de las capturas on line con tabletas, algunos soft ofrecen su determinación objetiva, lo que la convirtió en un valioso aporte para el trabajo de grafólogos (grafopatología, seguimiento evolutivo, selección de personal) y calígrafos (cotejo de espontaneidad y automaticidad dubitado / indubitado).
Pero cuanto dos escritos tienen diferente longitud, el total absoluto de esos puntos de inflexión no refleja la verdadera diferencia entre ambos ya que, a igual fluidez, el más largo contendrá más NIV que el más corto…
Por esta razón, el reemplazo del total absoluto de unidades NIV por la cifra de NIV por centímetro permite cotejos más ajustados, al margen de la longitud de los trazos de las diferentes producciones, como se observa en los ejemplos que ilustran este artículo.
La primera imagen expone la pérdida de fluidez (aumento de NIV por cm) de la firma imitada (abajo) en relación con la auténtica (arriba) a través del cotejo de cada uno de sus momentos gráficos físicos (barras marrones) y aéreos (barras beige), lo que hace un aumento total del 352 %. La segunda imagen muestra el fenómeno contrario: 63 % de disminución de NIV por centímetro en la firma tomada en un momento posterior de la patología (abajo).